La ausencia duele, duele desde la certeza de la ausencia, que es implacable. Ante la muerte no valen los paliativos de una mejor vida, unos quedan en un mundo conocido, otros pasan al mundo de lo improbable, de lo desconocido y la especulación que deja tranquilos a los vivos.
En definitiva la muerte es parte de la vida, de nuestra vida, sin ella no existiría la vida, estaríamos ante la presencia de los Gilgamesh inmortales, ante lo insoportable de lo infinito, lo que nunca acaba. Tal vez las ausencias sean mas interesantes y generadoras de cambios que los eternos presentes.
Todos los que pasamos por esas instancias del dolor, sabemos que el recuerdo nos devuelve una imagen tal vez distorsionada y mas complaciente, pero es una visión de nuestros ausentes que marcan momentos, alegrías, pesares y acompañamientos que en definitiva nos formaron como personas.
Es sobre la ausencia que se sabe definitiva, terminal, que algunos traemos a la memoria y rescatamos los valores positivos y negativos, pero también están aquellos que recapacitan sobre lo vivído y se dan cuenta de sus errores y sus alejamientos mezquinos.
Alguien decía que la presencia de los muertos en nuestras vidas implica un gran peso, no nos damos cuenta de ello como tampoco nos damos cuenta de la presión atmosférica que sin embargo existe.
Socialmente esa presencia puede traducirse en memoria, inconsciente colectivo o imaginario social que reconstruye en una especie de salto cualitativo que reinventa tradiciones perdidas o reprimidas, las recupera como instancias de lucha posible, de construcción política y militancia social para el cambio.
Podría ser esta una forma de recuperación de prácticas de resistencia y lucha contra la opresión tan presentes en nuestra historia.
En este aspecto, Néstor Kirchner le otorgó un sentido y una dinámica propias a la lucha social y política, gestó nuevas herramientas pasibles de utilizar en ese campo tan complejo de o social para enfrentar la siempre presencia oligárquica en nuestro país.
No es un camino fácil, pero es evidente que hay intenciones de profundizar un modelo de inclusión social enfrentando a esos históricos poderes pero con la mas aguda inteligencia.
Una elección no implica una revolución social, simplemente marca los anhelos de una sociedad de reinventarse a sí misma, de recoger el desafío de quien se atrevió a cuestiones antes impensables, de quien marcó fuertemente que el camino del cambio pasa por la política bien entendida, la de la lucha y la resistencia constantes contra toda forma de opresión.
Hay un muy largo camino por recorrer, la senda está marcada, hagamos honor a nuestras ausencias aunque muchas veces se escape la lógica y comprensible lágrima del recuerdo eterno.
1 comentario:
Siempre estarà presente en nuestros corazones, recordàndolo con alegrìa y mucho respeto, asumiendo el compromiso de continuar con el camino que nos dejò trazado.
Un abrazo.
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