Tal vez no sea el mas indicado para hablar del querido Osvaldo Soriano, no me reconocería jamás como un crítico literario, pero si hay algo que me quedaba después de leer cualquier texto del entrañable Gordo, era sentir que hablaba de un nosotros.
¿Cómo explicarlo?, era fácil sentirse identificado como argentino en la escritura de un grande, nos acercaba a nuestra vapuleada realidad, a las honduras y soledades de paisajes tan nuestros, a las formas sociales típicas de nuestra patria. En ese reconocernos creo que reside gran parte de su mérito como escritor.
Sé que no fue el único, por suerte tenemos una amplia galería de escritores, novelistas, ensayistas, etc que han pintado como nadie nuestras disputas y realidades sociales. Echeverría, Sarmiento, Martel, Ingenieros, Artlt, Borges, Briante y tantos otros nos dejaron un legado importante entre frescos de época y visiones de pasados opuestas. Pero Soriano tiene otros componentes que para enmarcar lo argentino librado de todo gesto si se quiere nacionalista que sólo había visto en un grande como Oesterheld; no era lo mismo leer historietas cuya acción transcurría en lejanos países que saber que la lucha por la liberación se desarrollaba acá cerquita, en nuestra tierra.
De esa forma percibo a Soriano, como un grande que, tanto en la ficción como desde sus escritos sobre la realidad social argentina, supo observar y pintar como nadie lo que nos pasaba como nación, como país vapuleado por histéricas clases dominantes que sólo han mirado su propio ombligo.
En este contexto recibo con inmensa satisfacción la noticia de la publicación de "Cómicos, tiranos y leyendas" con diversos textos de este grande de nuestra realidad social (nótese que no lo circunscribo a la literatura como coto cerrado de entendidos) que no sólo podía preguntarse "¿Cómo hablar de nosotros si no sabemos quiénes somos?", sino que fue el artífice de brindarnos, entre las honduras, metáforas y pliegues de sus obras, tantas respuestas a nuestro derrotero nacional.
Querido Gordo, querido Osvaldo Soriano, siempre presente!
(la ilusrtración corresponde a otro grande, Andrés Cascioli)
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