36 años. Mucho tiempo para un simple hombre, una vuelta de página para la historia. Sin embargo en ese intervalo de tiempo, la sociedad argentina vivió la mas cruenta experiencia de su historia.
Decía Walsh que el ejercicio de la dominación se apoya en la tergiversación de la historia de los sectores populares y Nebbia, en hermosas estrofas decía que "si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia"; es cierto hay una historia escamoteada, desaparecida (con la profundidad semántica que esta palabra tiene para un argentino).
Nuestros legendarios patricios con olor a bosta de vaca y, hoy día, rebosantes de soja transgénica tuvieron sus escribas y tribunas de doctrina para generar una conciencia acorde a sus intereses. Hoy día esos intereses están al desnudo y desesperados por escapar al juicio de la historia.
Pero la historia que quisieron silenciar vuelve, tal vez como ese eterno viajero tan argentino retorna a contar sus luchas contra la opresión. Y las piedras del 2001 retornaron victoriosas para pelear contra un modelo que hacía de la exclusión social su razón de ser.
Ese oprobioso 24 de marzo de 1976 no fue un rayo en el cielo despejado, la lectura histórica nos dice que el revanchismo de 1955 retorna con mas saña y con un profundo carácter clasista a revertir un modelo inclusivo para transformar al país en la timba de los capitales financieros y el desempleo creciente. Modelo que cerraba con la represión militar pero también en la colaboración civil en los mas diversos ámbitos. La economía en manos de tecnócratas y la política desaparecida, el neoliberalismo allà argentina profundizaba la exclusión, la fragmentación regional y la ruptura de lazos sociales de solidaridad.
El encierro interno como forma autista de escape, desconocer la realidad es una vía de escape y de alienación de lo social.
Experimentos cruentos, veamos, primero vía represión física directa y comienzo de ruptura de un esquema social inclusivo; segundo a través de la economía como disciplinadora social en el marco de las recurrentes hiperinflaciones; tercero, cooptación de la dirigencia a través de la privatización de amplios ámbitos productivos. El resultado quedó a la vista en diciembre de 2001, profunda recesión económica impactando negativamente sobre los niveles de empleo, ruptura con un modelo mercadointernista, generación de deuda externa y una situación explosiva que nos llevó a la casi disolución social y nacional.
Eppur si muove..., había vida mas allá del neoliberalismo, el estado no era tan malo y se reinventa a sí mismo para ser motor de la inclusión social.
Y entonces comenzamos a conocer nuevos ámbitos, nuevos valores que hablan del mercado interno como motor del crecimiento social, que era posible romper las estatuas erigidas a la impunidad de crímenes de lesa humanidad. No hay intocables, muchos han sido juzgados y otros tantos lo son por los aberrantes crímenes.
Y nos dimos cuenta que el 24 de marzo no es una simple fecha en un calendario, es una fecha que nunca debe olvidarse y reinventarla cada año con nuevos aportes para que las nuevas generaciones levanten las banderas de la Memoria, la Verdad y la Justicia por siempre.
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