La crisis económica, política y social iniciada en diciembre de 2001 marcó el comienzo de una ruptura con un modelo de exclusión social que, hasta ese momento, había crecido al amparo del neoliberalismo imperante en nuestro país. Esta ruptura tuvo beneficios para algunos y amplias restricciones para la mayoría de la población trabajadora que siempre apeló a defender sus posiciones dentro del marco de la institucionalidad.
Al respecto creemos conveniente la lectura del excelente artículo Trabajadores, en primera fila, de la Dra. Silvia Lilian Ferro cuyo link es el siguiente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-3999-2009-08-23.html
No podemos decir lo mismo de amplios sectores de las clase medias que, durante el conflicto de la 125 y en un marco económico - social completamente distinto, tomaba posiciones que iban inclusive contra sus propios intereses, al respecto nos parece ilustrativo el comentario de Mauricio Kartún en el post del 12 de junio.
La reactivación económica permitió el descenso de la desocupación, lo que sumado a un cambio en las políticas desde el Estado hacia el sector asalariado pone en marcha herramientas de negociación que se habían dejado olvidadas en el desván de los recuerdos como algo perimido; en todo momento el movimiento obrero está dando muestras de su madurez al enmarcarse en la institucionalidad para resolver sus conflictos, situación de la cual no pueden enorgullecerse aquellos que inmediatamente se suben al carro de la reacción fácil contra los gobiernos populares.
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