Hace 35 años comenzaba una terrible noche de horror en la cual el estado terrorista argentino daba el puntapié inicial a profundos cambios que aún tienen consecuencias sobre el conjunto de la sociedad.
Siempre digo que entre los desaparecidos también debemos contabilizar a la historia, porque desde entonces quisieron hacernos creer que nos estaban salvando de las terribles garras del "comunismo disolvente" a través de una historia oficial en la cual se exculpaban de lo hecho, pero nada es para siempre y la historia, por suerte, no llegó a su fin.
El modelo neoliberal impuesto a través del terror tuvo su propia continuidad en la democracia y podemos decir que el punto de quiebre es la profunda crisis de diciembre de 2001.
La sociedad individualizada, especulativa y del no te metás se quiebra sobre esa crisis y entonces comienza la necesidad de reconstruir lazos sociales rotos, antes bien, de generar nuevos lazos sociales en vistas de una sociedad mas compleja y con mucho lastre propio de las épocas vividas.
La memoria se comienza a reconstruir de a poco, no obstante podemos percibir un salto cualitativo en quienes hoy se acercan a la política, hay ganas de cambiar para hacer un país para muchos. La dictadura tenía su lema: "achicar el estado es agrandar la nación", que traducido quedaba como "la exclusión de las mayorías beneficiará los bolsillos de las minorías elitistas" y mediante la represión la idea era alejarlos de la política, porque ese campo de decisión debían manejarlo los dueños del poder económico. Y que otra cosa es la memoria que contar lo que nos pasó sin censuras, de reconstruir nuestra historia conociendo los pormenores y a los responsables de tamaños crímenes, bienvenida sea entonces esa memoria que alcanza a esa hermosa juventud que se incorpora a la política para ser partícipe de los cambios que garanticen la inclusión social, el trabajo, la educación y la redistribución del ingreso para el conjunto del pueblo.
En medio de todo éste fárrago de luchas aparecen los mezquinos de siempre que sólo buscan su propio beneficio y los políticos que no pueden blanquear sus propuestas de exclusión social y sólo se dedican a la crítica banal y operaciones montadas desde los medios que les marcan la agenda.
Sólo recuperando nuestra historia podemos cambiar nuestro futuro, en el camino hay que seguir exigiendo justicia, ni olvido ni perdón, sólo Justicia.